tiranías cotidianas

Llevaba todas sus desgracias cosidas en el bajo de la falda, por so sólo bailaba de noche. Estaba casada cuando la conocí. Una de esas cosas que pasan, según me dijo. No le gustaba la lluvia ni los días solitarios, a decir verdad no le gustaba nada. Estaba sentada en la barra y el tiempo corría igual para todos aunque parecía tenerle especial apego a sus tobillos. Le pregunté si era a mí a quien estaba esperando. Dijo: “Veamos lo que sabes hacer.” Y: “Más vale que no sea una falsa alarma.” Al tercer día me preguntó si notaba cómo los días se estaban ensañando con ella. Le dije que no. Era mentira, pero no te pones a agitar el agua cuando uno ya está hundido hasta el cuello. Dijo: “Alguien allá arriba la tiene tomada conmigo.” Y: “Dios sabe que he hecho lo que he podido.” También dijo: “Puede que tú seas mi alma gemela.” Y: “Las mujeres deberíamos llevar cronómetros en lugar de relojes.” No sé qué hacen los demás con sus vidas, me pregunto cómo consiguen esquivar el peso. Dicen que todo lo que sube baja y dicen que todo puede reemplazarse y en general dicen todo tipo de tonterías. Nos sentábamos en la cama mirando la televisión. Ella decía: “Cariño, cuando todo lo mío se derrumbe algún pedazo acabará dándote a ti.” He oído cosas en todas las ciudades en las que he estado. Historias de mujeres solas y de hombres que disparaban sobre sus hijos. Una vez vi la foto de un tío que había ganado quinientos millones con un billete de lotería. Sé que algunos países andan cambiando de presidente mientras otros aún no han terminado de enterrar a sus muertos, pero tengo que reconocer que me sentí como un imbécil cuando me preguntó si no llevaba nunca sombrero. Me dijo: “Podemos conducir tan de prisa que ni las penas ni los días puedan seguirnos, pero nos los encontraremos todos juntos en la segunda vuelta.” Me marché de allí una semana después. Simplemente cogí mis cosas y me largué. Uno puede oír todo tipo de cosas en todo tipo de ciudades. Puedes sentir todo tipo de sensaciones en todo tipo de habitaciones. Supongo que son agujeros que no están marcados en los mapas. Me sentí mejor durante algún tiempo. Trataba de moverme deprisa y de no pensar demasiado. Bajé de un tren y pregunté por un hotel, como en una canción. Puse la televisión nada más entrar en mi cuarto y me senté en la cama. Algunos dicen que nunca puedes correr tan deprisa, pero cuando veo la televisión me siento lo suficientemente lejos de sus desgracias. No pretendo ser el que baila claqué en el cementerio pero me siento mejor que los que sacan dinero de las niñas muertas. Le pregunté a una adivina si algunos iríamos a un sitio distinto cuando llegase el momento, pero no supo contestar. No era una gran adivina. Cuando ya me iba, me dijo: “Cada uno pagará por las mujeres que ha dejado solas.” No le hice mucho caso en el momento, pero luego pensé en todos los días que habían caído sobre ella durante este tiempo. Antes de dormirme, mientras alguien agarraba lo suyo y alguien perdía lo suyo por todas partes, pensé en algo que ella me había dicho: “No todos cumplimos años el mismo día, pero todos tenemos días malos.”

RAY LORIGA.- héroes

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